Las cuatro dimensiones del Seminario
El Seminario Menor es una comunidad educativa eclesial destinada a la formación de adolescentes y jóvenes con indicios de vocación al sacerdocio. Para lograr esta finalidad, se apoya en cuatro dimensiones que integran el proceso educativo del Seminario Menor:
Dimensión humana: promueve el desarrollo integral de la personalidad del alumno. Busca la adquisición y/o fortalecimiento de virtudes como la honradez, la sinceridad, la responsabilidad, la disciplina, la solidaridad, la constancia, el valor del trabajo, la gratitud, el recto uso de los bienes materiales, la conservación de los recursos naturales, la cortesía… Tiene como meta ayudar al seminarista a desarrollar una personalidad madura, y por lo tanto sólida, equilibrada y libre, capaz de asumir las propias responsabilidades, y de relacionarse sanamente con los demás.
Dimensión Espiritual: pretende fortalecer la identidad cristiana del alumno y encaminarlo, según su etapa, al discernimiento de su posible vocación sacerdotal. El Seminario, mediante la dimensión espiritual, facilitará el encuentro personal del seminarista con Cristo. Se centrará en el anuncio claro y gozoso de Jesús, de manera que los seminaristas puedan tomar la decisión de seguir a Cristo con mayor convencimiento. Para ello, se cuidará la iniciación adecuada y progresiva de la oración personal y comunitaria, la lectura atenta y amorosa a la Palabra de Dios, la Santa Misa, la Confesión sacramental, las prácticas de piedad principalmente el rezo del rosario, el acompañamiento espiritual y discernimiento vocacional…
Dimensión Intelectual: el Seminario Menor ofrece a sus alumnos la posibilidad de cursar, con pleno reconocimiento oficial, la Educación Secundaria obligatoria y el Bachillerato. La formación intelectual busca que los alumnos tengan una sólida formación y una preparación cultural que les ayude a crecer como personas y a responder a la posible vocación sacerdotal. El Seminario ofrece un ambiente escolar positivo en el que la adquisición de conocimientos se conjuga con la incorporación de valores como: el esfuerzo, el orden, el gusto por el trabajo bien hecho, el desarrollo de las propias aptitudes y capacidades, hábitos de trabajo, formación en valores humanos y cristianos. Para ello contamos con la dedicación de un grupo cualificado de profesores, formadores y un departamento de orientación psicopedagógico que posibilitan una enseñanza activa, esfuerzo en el estudio diario, acompañamiento personalizado, técnicas de estudio y aprendizaje, tutorías, creatividad, nuevas tecnologías…
El crecimiento en esta dimensión intelectual prepara al alumno para ser capaz de un discernimiento auténtico de cara a la maduración de la vocación sacerdotal o profesión que los alumnos elijan para el futuro.
Dimensión Comunitaria: los seminaristas viven dentro de la gran familia del seminario que les permite hacer la experiencia de vida en común. Crean vínculos de amistad, aprenden a trabajar juntos, a asumir responsabilidades, a respetar el orden y la importancia de un horario… La vida comunitaria es el ambiente adecuado para que el seminarista aprenda a respetar al otro y a cultivar relaciones de verdadera fraternidad y a vivir el servicio a los demás.